Mi familia paterna tiene raíces palestinas, y por ende la comida árabe es algo que siempre ha estado presente. Los rellenitos, el marmaon, el arroz árabe y el maqluba, son recetas que recuerdo con mucha ternura. El Kubbe no es la excepción; desde muy chica que me encanta este plato de carne cruda- y debe ser la razón principal de por qué amo tanto el Crudo a la chilena.
Existen otras formas de preparar kubbe, por ejemplo frito o al horno, pero a mí el que más me gusta es este. Y es por eso que les dejo esta receta, con un cariño especial ya que es de mi abuela.
Vamos a necesitar:
- 1 Kilo de posta rosada molida.
- 3/4 de taza de burgol.
- Nuez moscada.
- Pimienta.
- 2 puñados de Perejil picado pequeño.
- 2 Cebollín picado pequeño.
- Sal, Aceite de oliva.
- Jugo de limón.
Lo primero que haremos es poner a remojar el burgol en agua tibia, por al menos 1 hora. Es importante que el agua no esté hirviendo, y que cubra bien los granos, ya que aumentará su volumen. Una vez pasado ese tiempo, comenzaremos con el resto de los ingredientes.
Tomamos la carne molida y aliñamos con nuez moscada, pimienta y un poco de sal - El resto de la sal se la pondremos al aderezar al final. Incorporar el perejil, y amasar, de modo que se distribuyan las especias de forma pareja, y luego estirar en una fuente. Con la mano, hacer unos agujeros, y empezar a posar el burgol dentro de ellos. A continuación, amasar nuevamente para integrar y que se mezcle completamente con la carne.
Una vez que tenemos una masa compacta y los ingredientes están distribuidos de forma pareja, procederemos a armar las bolitas. Deben ser del tamaño de una pelota de pin pon, y las haremos de la siguiente forma: Sacar un poco de carne y apretarla bastante en la mano -para que se pegue bien. Luego formar la bolita, y ponerla en una fuente - donde se va a servir -, intentando que las bolas no se toquen unas con otras. Repetimos hasta terminar con la carne.
Finalmente, aliñamos con aceite de oliva, limón, sal y más pimienta. Ponemos el cebollín encima, y estamos listos para ir a la mesa.
Es un plato contundente que puede servir como entrada, fondo o inclusive para picoteos. No tiene mucha ciencia, pero es importante aliñar bien la carne. ¡Quedarán como reyes!
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