Para empezar quiero contarles que esta salsa está basada en un plato chino (de verdad creado en Estados Unidos, por un chino) que lleva pollo frito, azúcar o miel, y algunos aliños. Yo conocí este plato cuando viajé a Canadá, ya que mi hermana aprendió a prepararlo y es delicioso.
En mi búsqueda por comer cosas ricas pero un poco más saludable, empecé a buscar alternativas para generar este plato. Y logré una salsa muy sabrosa y simple, que además queda perfecto con pescados y verduras. ¡No se arrepentirán!
Ingredientes (3-4 personas):
Lo primero es picar el pollo en cubos de 2x2 cms. y saltearlo en un sartén con un poco de aceite, sin aliños. Esperar a que se dore y reservar.
En una olla, incorporar un poco de aceite de oliva, y saltear el ajo y jengibre por un par de minutos. Luego agregar la soya, el vinagre, el aceite de sésamo y mezclar bien. Incorporar la miel o maple syrup, y pimienta. Llevar a ebullición.
En paralelo, en una taza disolver la maicena con 3/4 de agua y revolver hasta que se encuentre sin grumos. Agregar a la olla e integrar. Finalmente, incorporar la salsa de tomate, dejar por un par de minutos y retirar del fuego. Rectificar dulzor -si quieren más dulce agregar más miel/maple.
Mezclar con el pollo. Servir con arroz, y decorar con sésamo y cebollín.
Es bastante simple, y hacer la salsa no toma más de 10 minutos. Lo importante es revolver permanentemente para que se integren los sabores, y no queden grumos. ¡Es una delicia!
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